Iñaki Izarzugaza, Espiral, animación de patrimonio.
Me topo con El Museo Transformador a través de CERC de Barcelona y me quedo prendado. Resulta que hay un movimiento al que se han adherido un montón de profesionales de museos con los que comparto temas e intereses y no hablan de lugares comunes o en términos que me son cuando menos ajenos.
Llevo en esto de los museos y el patrimonio cultural muchos años; desde finales de los noventa me muevo por este sector ofreciendo servicios desde la empresa y, de la experiencia acumulada, apreciamos problemas, errores y desconocimientos que parecen consustanciales, enquistados en este ámbito de la política cultural española. Me parece muy acertado como desde El Museo Transformador detectan y agrupan estos problemas en tres bloques: falta de criterios en la política museística, falta de recursos y la falta de formación de los profesionales. Estoy de acuerdo también con la reivindicación del museo como una institución con un papel educativo social más aún en el actual contexto general de enormes y radicales cambios.
El manifiesto no es un panfleto o un simple decálogo, se muestra en una web con muchos aspectos todos ellos interesantes y nada superfluos. El movimiento procede además de Catalunya un territorio que, al menos desde fuera, se aprecia como el más avanzado, con la mejor estructura y con planteamientos para sus museos mucho más dinámicos que el resto de Comunidades. Quizá por todo ello quizá me gustaría una posición más polémica, más radical, más agitadora; un manifiesto que remarcaría con un filo cortante y vanguardista una alternativa a la actualidad… En fin, no es más que un deseo frívolo y chorra, una broma. Las aspiraciones de El Museo Transformador son de sentido práctico. Tal cómo lo expresan actualmente los autores el tema central de su discurso transformador está en el Lenguaje Museográfico. Esta es una cuestión que me apasiona. Me considero desde mis inicios profesionales como un guionista de exposiciones, entiendo que es una tarea diferenciada de los contenidos, del grafista o del interiorismo, o del técnico en medios especiales o la ingeniería de sistemas. La definición de un leguaje museográfico me ha parecido una idea no resuelta, no soy un teórico o académico, mi visión procede de la práctica y de la observación y es por eso que espero mucho de este movimiento en el que quiero insertar. No sé exactamente qué, pero mucho.