Recientemente la Gioconda ha vuelto a dar que hablar debido a la desaforada asistencia de público a este cuadro en particular. El gobierno francés ya ha anunciado que va a instalar el cuadro en una sala aparte y cobrar un importe extra por verlo. En todo caso una medida que profundizará en el papel contemporáneo de este cuadro como producto de consumo turístico.
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A raíz de que en 2018 el museo alcanzó la descomunal cifra de más de 10 millones de visitantes, en septiembre de 2019 ya escribimos un artículo sobre este particular en el desaparecido digital Nodocultura —artículo que ahora se puede leer en nuestro blog—. Entonces cuestionábamos el verdadero significado actual de este tipo de obras de arte, e insistíamos en ese concepto que nos gusta llamar aforo museístico (cifra muy diferente del habitualmente manejado aforo arquitectónico). Esto es, la cabida máxima de personas en un museo para garantizar una experiencia intelectual adecuada. Desde entonces el Louvre no ha batido el record de 2018. La pandemia hundió aquellas cifras fabulosas, aunque amenazan con recuperarse con mucha fuerza (de momento 9 millones de visitantes en 2023).
Los economistas usan la llamada paradoja de Jevons para explicar cómo a menudo la eficiencia no reduce los consumos, sino que los dispara. Esta paradoja se suele ilustrar con un interesante ejemplo.
En 1880 los coches consumían 30 litros de combustible cada 100 Km. La tecnología mejorada colocó esta cifra en la mitad de consumo para 1954. Actualmente, un coche consume unos 4 litros cada 100 Km. No obstante, el consumo de petróleo ha pasado de 1 millón de barriles en 1880, a 3.500 millones de barriles en 1954 y, finalmente a 36.500 millones en 2023.
La paradoja de Jevons explica otras muchas otras cosas en la sociedad actual. Sería el caso de ciertos portales de internet de comercio de segunda mano, los cuales frecuentemente argumentan orgullosos estar contribuyendo a un consumo más sostenible de productos nuevos. Seguramente no consideran que muchas personas compran ahora más productos nuevos, precisamente por poder luego venderlos utilizando los avanzados recursos de segunda mano en línea para canalizar mejor lo que han usado. (También podría relacionarse la paradoja de Jevons con el hecho de que cuántas más tecnologías tenemos a nuestro alcance, tantas más cosas tenemos que acabar resolviendo por nuestros medios y dedicando nuestro propio tiempo: desde echarnos la gasolina en el coche, hasta comprarnos los billetes de avión o gestionar las citas con el médico).
Adaptando el ejemplo de los coches, cabría preguntarse cuántas personas pudieron ver la Gioconda en el Louvre en 1880. No se dispone de datos de ello, pero no parece que fuesen muchos millones… En aquellos años la mayoría de los habitantes del mundo no hubieran podido tener acceso ni a una fotografía del famoso cuadro. Hoy, cuando el acceso a la cultura se ha democratizado hasta límites insospechados, cabe preguntarse cuántas personas y con qué relevancia siguen teniendo algún verdadero “acceso” a la Gioconda más allá del selfie…