¿Existen los proyectos de Arte y ciencia?

El Museo Transformador


La ciencia y el arte son formas complementarias de explorar el mundo. Los artistas hacen diferentes tipos de descubrimientos sobre la naturaleza que los científicos.

(F. Oppenheimer).

Relacionando arte y ciencia

Cada vez son más los proyectos de divulgación que aparecen bajo la coletilla Arte y ciencia, incluso en el mundo anglosajón se ha acuñado el término Sciart para recoger toda la variedad que puede englobar semejante binomio, ¿Estaremos ante otra moda o tendencia pasajera? ¿Es necesario hacer esa acotación? ¿Cómo sabemos si un proyecto encaja bajo esta nomenclatura?

Lo cierto es que muchas veces no es fácil encasillar un elemento museográfico como artístico o científico sin más y quizá sea esta la razón por la que haya tanta confusión con el concepto Sciart. Simplemente utilizando las posibilidades gramaticales que nos dan las conjunciones y preposiciones nos salen alternativas que arrojan luz en las opciones de maridaje; arte en ciencia, ciencia en arte, arte con ciencia, ciencia con arte, arte sobre ciencia, ciencia sobre arte… ¿Estaríamos en todos los casos ante un producto Arte y ciencia?

En realidad, la separación conceptual entre arte y ciencia es relativamente reciente. Se consolida en el siglo XVII, cuando la ciencia se diferencia como tal de las otras disciplinas[1]. El Arte, concebido como «bellas artes», no se diferencia del trabajo artesano en general hasta el siglo XVIII, cuando Charles Batteux publica Les beaux arts reduits à un même principe en 1746, y A. G. Baumgarten acuña el término Estética en 1735. No obstante, no hay nada en la naturaleza propia de la ciencia o del arte que parezca aconsejar tratarlos como realidades drásticamente diferenciadas dentro del continuum del conocimiento universal. En todo caso resulta bastante paradójico que seamos nosotros quienes primero forcemos desgloses del conocimiento global en disciplinas diferentes, y unos siglos después trabajemos sobre la idea de que existen posibilidades de intersección entre cosas que sólo nosotros decidimos describir por separado. Viene aquí al caso recordar el brillante argumento del físico Richard Feynman sobre la belleza de una flor, desde el punto de vista de un científico y de un artista (1981).

Dejando de lado el hecho de que la mayoría de matices que pueden diferenciar los dos conceptos tienen que ver con el enfoque del artista, científico o divulgador, no es difícil identificar al menos seis tipos de proyectos que últimamente encontramos bajo este concepto de Arte y ciencia:

  1. El producto puramente artístico creado por un artista en el que expresa sentimientos/emociones/ideas aludiendo a alguna realidad a la que se le puede poner la etiqueta de científica o tecnológica (cambio climático, la carrera espacial…). Por ejemplo, una obra de teatro sobre Madame Curie.
  2. Productos puramente artísticos en los que el artista utiliza para crear su experiencia estética métodos o materiales que se basan en principios científico-tecnológicos. El ejemplo típico es la utilización de gráficos generados informáticamente o imágenes que juegan con fractales. 
  3. Los productos que surgen de la colaboración de científicos con artistas (o del encargo de los primeros a los segundos) para la creación de obras de arte que encajen en la categoría 1 ó 2.
  4. La utilización de obras de arte para ilustrar un concepto científico o articular una narrativa en torno a algo científico, como por ejemplo una exposición de cuadros en los que aparece la Luna con motivo del aniversario del Apolo 11 en 2019.
  5. La explicación, por ejemplo a través de una exposición, de la ciencia que hay detrás de las técnicas que utilizan los artistas en sus creaciones, como por ejemplo los pigmentos, la luz, la perspectiva, los materiales. Esto en ocasiones incluirá obras de ciencia utilizadas como en el punto 4.
  6. La colaboración entre científicos y artistas para que proyectos museográficos, además de didácticos, sean estéticamente atractivos.

Métodos y procesos

La actividad científica se caracteriza sobre todo porque se basa en un riguroso aunque muy creativo procedimiento denominado método científico. De este modo, podemos decir que es ciencia todo aquel conocimiento que haya sido obtenido siguiendo este método. El arte también tiene sus métodos (o quizá podríamos decir sus procesos), que en este caso se basan en criterios de búsqueda de una experiencia estética y que no suelen ser tan rigurosos como el método científico, fundamentándose en aspectos más bien empíricos y experimentales.

Los presuntos proyectos de Arte y ciencia deberían pues combinar los activos de ambos metodologías propias, buscando compartir propósitos en un contexto de equipos humanos diversos. Esto no es una actividad infrecuente, aunque no siempre reciba un nombre explícito. La revolucionaria línea de botas de fútbol Predator, dotadas de ciertas zonas de especial rugosidad o relieve para facilitar la colocación y potencia en el chut, se desarrolló a partir de la visión y experiencia empírica del futbolista profesional Craig Johnston, en combinación con la alta tecnología científica aportada por la firma Adidas, aunque no se suela calificar a este como un proyecto de Arte y ciencia, de empirismo-ciencia, de fútbol-ciencia o de intuición-ciencia.

File:Adidas adiPower Predator.jpg

Un modelo de las botas Adidas Predator. Foto: Erin Corey. Créditos foto.

Arte y ciencia… y museos

Cómo hemos argumentado en otros posts, los fenómenos y los objetos reales y tangibles, son la base del lenguaje museográfico. Estos recursos pueden usarse con carácter representativo para comunicar infinidad de mensajes; incluso un mismo recurso puede expresar diversos significados en función de diversos factores, como tan frecuentemente sucede en el lenguaje verbal o escrito (piénsese, por ejemplo, en la polisemia del término batería).

En las siguientes fotos podemos ver el mismo recurso empleado en dos aplicaciones diferentes. Se trata del sorprendente fenómeno que un imán potente causa al acercarlo a una antigua pantalla de TV de tubo de rayos catódicos. El imán interfiere en la desviación de los rayos, produciendo caprichosas formas y/o colores en la pantalla, los cuales evolucionan a voluntad del usuario del imán.

En la primera foto, el artista coreano Nam June Paik presenta en 1965 su obra Magnet TV (actualmente en el Whitney Museum of American Art). Se trata de una obra de referencia en la que Paik desafió la noción del objeto de arte como una entidad autónoma y estableció un proceso de retroalimentación instantánea, en el que las acciones del espectador tienen un efecto directo sobre la forma y el significado de la obra.

A 1960s television set with a horseshoe magnet on top, the image on screen warped into wispy, overlapping curves

Magnet TV (Nam June Paik, 1965). Foto: Whitney Museum of American Art. Créditos foto.

En el Exploratorium (relevante museo de ciencia en S. Francisco) se desarrolló una demostración museográfica denominada Color TV & magnetism, la cual es fenomenológicamente lo mismo que lo anterior, aunque en este caso empleando un televisor en color. Exploratorium se propone aquí comunicar cómo los rayos catódicos se ven alterados por el campo magnético del imán que aplica el visitante al acercarlo, respondiendo así a la vocación científico-divulgativa de este museo.

Color TV & magnetism, Exploratorium. Créditos foto.

Sería igualmente inadecuado decir, tanto que Nam June Paik pretende hacer ciencia como que Exploratorium pretende hacer arte. Tampoco sería oportuno sostener que ambos trabajan proyectos de Arte y ciencia… La explicación que proponemos aquí es que artistas y científicos, buscando medios de comunicación en el recurso del fenómeno —tan propio del lenguaje museográfico— han dado con la misma solución, aunque para expresar cosas diferentes, en lo que podría sostenerse como una suerte de polisemia propia de ciertos recursos del lenguaje museográfico. De hecho, esta misma obra podría servir a más propósitos. Por ejemplo, un economista podría ver en ella un perfecto recurso para comunicar la volatilidad de la oferta y la demanda en función de las actuaciones del consumidor.

Igual que muchas personas no se identifican como de ciencias o de letras, de dulce o de salado, de novela o de ensayo, de fútbol o de baloncesto, de perros o de gatos, de mar o de montaña, de público o de privado, de té o de café, de películas o de libros, de cine o de teatro… No creemos necesario acuñar un nuevo término que encasille los proyectos en artísticos, científicos o científicoartísticos. Independientemente de su origen temático, los museos deberían desarrollar la investigación sobre el substantivo —museo— para ir rompiendo encasillamientos disciplinares. En el colectivo El Museo Tansformador, somos fans de la lógica difusa o borrosa (fuzzy logic) que para este tipo de decisiones proporciona infinitas alternativas con más sentido y en la que todas las alternativas tienen parte de las dos opciones. Una realidad en la que no haría falta este nuevo término para definir una exposición, sea de un museo de arte o de un museo de ciencia.

Conclusiones

Desde este artículo proponemos otro enfoque implícito para los llamados proyectos de Arte y ciencia:

De entrada, la idea es renunciar a describirlos explícitamente con este apelativo compuesto (o similares), en particular huyendo de otorgar protagonismo descriptivo a los recursos que emplean o a los productos que arrojan (que ya se ha visto que siempre podrían recibir la denominación tanto de científicos como de artísticos).

Nuestra propuesta se centra más bien en orientarse a las diferentes metodologías (científica y empírico-experimental), desarrolladas por equipos de trabajo —que necesariamente habrán de ser mixtos— en relación a unos propósitos e intenciones finales plenamente compartidas.

Se contribuiría así a evitar, además, la irrupción en estos proyectos Arte y ciencia de ciertas individualidades estelares relacionadas con el mundo del arte contemporáneo, que tan a menudo pecan de adanistas en sus planteamientos.

 

Proponemos que los proyectos de Arte y ciencia, en el caso de que sea necesario que hayan de ser explícitamente descritos…

No se consideren de Arte y ciencia en base a las características de sus productos o de sus recursos, sino que lo sean en base a las características de sus metodologías y de sus procedimientos.

 

Referencias

En Cos y Ànima: una dècada d´art emergent (2010) Algunas ideas sobre la relación entre el arte y la ciencia, por Guillermo Fernández. Recuperado de: https://www.lenguajemuseografico.com/blog/algunas-ideas-sobre-la-relacion-entre-el-arte-y-la-ciencia/

Revista Principia Nacimiento de la ciencia moderna, por Bernardo Herradón. Recuperado de: https://principia.io/2015/07/05/nacimiento-de-la-ciencia-moderna.IjE0NiI/#:~:text=El%20d%C3%ADa%205%20de%20julio,comienzo%20de%20la%20ciencia%20moderna.

[1] En 1687 se publica la obra Philosophiæ naturalis principia mathematica (Principios matemáticos de la filosofía natural), o simplemente conocido como Principia, escrito por Isaac Newton (1642-1727), libro que marca el comienzo de la ciencia moderna.

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