¿Qué significa el lema de vuestro logo? El lenguaje museográfico al servicio de la sociedad.
Representa el doble propósito al que nos orientamos en El Museo Transformador:
- Por una parte: la reivindicación del lenguaje museográfico como un lenguaje más de pleno derecho, un lenguaje que queremos contribuir a normalizar y desarrollar.
- Por otro lado: la intención de ayudar a poner el lenguaje museográfico al servicio de la educación, entendida ésta en su más amplio sentido.
¿Qué es el lenguaje museográfico?
En El Museo Transformador defendemos la existencia de un lenguaje autónomo que el museo contemporáneo emplea para comunicarse: el lenguaje museográfico. Este lenguaje tiene unas capacidades comunicativas plenas, autónomas y muy particulares, y puede ubicarse al mismo nivel de otros lenguajes, tales como el lenguaje escrito, el lenguaje musical o el lenguaje cinematográfico, por mencionar sólo tres ejemplos. Rechazamos, por tanto, que una exposición sea sólo un espacio formado por un mix de productos de otros lenguajes ubicados en una sala. Pensamos que la exposición es el producto comunicacional propio del lenguaje museográfico, y que el museo es el espacio propio del lenguaje museográfico. No obstante, y como también pasa con el resto del lenguajes, cabe notar que el lenguaje museográfico puede verificarse no sólo en su espacio propio (el museo) sino también en otros muchos ámbitos y ocasiones.
¿Qué caracteriza al lenguaje museográfico?
Como cualquier otro lenguaje, el lenguaje museográfico tiene sus propios recursos comunicativos endémicos que lo hacen singular y necesario, los cuales se basan en dos aspectos:
- Por una parte la experiencia intelectual socialmente compartida: el tipo de conocimiento que se construye en un museo procede de un proceso compartido in situ y en tiempo real con los compañeros de visita, en ocasiones con el soporte de la mediación humana.
- Por otra parte, la tangibilidad: lo que hay en el museo es tangible y real, y convive con el visitante en tiempo y espacio. Esta tangibilidad puede darse a los dos niveles posibles: la tangibilidad propia del objeto (más habitual en el museo clásico), y la tangibilidad propia del fenómeno (más habitual en el museo contemporáneo).
Por descontado que en una exposición también puede haber productos de otros lenguajes (fotos, videos, texto escrito, etc…), aunque siempre habrían de aparecer en calidad de elementos auxiliares y no nucleares.
¿Qué puede comunicarse empleando el lenguaje museográfico?
Absolutamente todo tipo de conocimiento puede articularse narrativamente por medio del lenguaje museográfico (como análogamente sucede con otros lenguajes). El lenguaje museográfico dispone de todo el potencial de cualquier otro lenguaje, por lo que no se limita solo a transmitir información, sino a poner en común y compartir opiniones, sensaciones, inquietudes, sentimientos, visiones, sueños, anhelos, frustraciones, esperanzas, intuiciones, intereses o pasiones. Articular cualquier propósito a través del lenguaje museográfico como medio de expresión, ofrece una aproximación a todo tipo de conocimiento que es complementaria a la que aportan otros lenguajes, enriqueciendo la experiencia intelectual sobre cualquier ámbito del conocimiento.
Decís que el lenguaje museográfico puede comunicar cualquier cosa, pero hay exposiciones que no se entienden si no te las explica alguien…
Una visita guiada (u otros tipos de mediación) pueden ser un complemento fantástico para una exposición. No obstante, hay que tener en cuenta que el lenguaje museográfico bien empleado funciona por sí solo y por sus propios cauces.
El lenguaje museográfico es poco explícito, por lo que puede no ser idóneo cuando se trata de comunicar una gran cantidad de datos acabados o masticados. Pero eso no significa que no sea efectivo: tampoco es explícito el poema A un olmo seco y emociona intensamente. Tampoco es explícito el Guernika, ni lo es un haikú. Y no obstante todos ellos son productos comunicativos muy eficaces, siempre que entendamos la comunicación como un proceso en el que participa el receptor como co-constructor imprescindible del mensaje.
La narrativa del lenguaje museográfico trabaja desde perspectivas flexibles, amplias, compartidas mediante la conversación, implícitas más que explícitas; abiertas, posibilistas y abstractas más que determinadas o precisas; y funciona bajo el enfoque de que la exposición sirve para inspirar y estimular a las personas para que sean ellas mismas quienes construyan su propio conocimiento y conclusiones, con el concurso de otros estímulos intelectuales propios de la experiencia vital personal. Probablemente por este motivo a menudo se dice que de una buena exposición se sale con más preguntas que respuestas.