Nosotros le planteamos a Joan una entrevista muy similar a la entrevista que después nos concedió Elena López Gil, hasta hace poco presidenta de la Asociación de Museólogos y museógrafos de Andalucía, AMMA), a fin de poder encontrar convergencias.
La Asociación de profesionales de la museología acoge a todos los profesionales de los museos y del patrimonio cultural de Cataluña. Teniendo en cuenta que se entiende como Museología el “Conjunto de teorías sobre los museos como institución y sobre su función dentro de la sociedad” (IEC), en El Museu Transformador reivindicamos el término museísta más que museólogo, para definir todas aquellas personas que nos dedicamos a trabajar en el mundo de los museos y del patrimonio con independencia del lugar que ocupen, ya que es más inclusivo ¿Cuál es tu opinión?
Presidente de la AMC, Asociación de profesionales de la museología de Cataluña.
Nuestra entidad representa a todas las personas que, asociadas, trabajan en el mundo de los museos desde distintos ámbitos. Ya sea desde las administraciones públicas, o desde el sector privado. Nuestra voluntad es ser inclusivos. Pienso que todo el mundo tiene su papel primordial para la gestión del patrimonio: profesionales de la educación, de la conservación, de la comunicación, de la gestión y de la dirección.
Utilizar el sustantivo museólogo/a (persona versada en museología) o “museísta” (que EIC no recoge) no pienso que haga variar la esencia de la AMC. Sin embargo, entiendo vuestra propuesta, pero para mí la práctica de la profesión debe estar siempre muy vinculada con el conjunto de teorías que giran en torno al museo y, por tanto, me inclino más por el término museólogo/a que museísta.
Pepe Serra, director del Museo Nacional de Arte de Cataluña, denuncia que Cataluña no tiene una política de museos de país en gran parte porque el desbarajuste de dependencias orgánicas de diferentes administraciones y fundaciones de los museos de Cataluña, lo dificulta. ¿Estás de acuerdo? ¿Crees que a pesar de esto podrían encontrarse maneras para resolverlo?
Es cierto que el hecho de existir múltiples titularidades de los equipamientos patrimoniales de nuestro país no ayuda a establecer políticas unificadas. Sin embargo, hay que considerar las estrategias conjuntas que se llevan a cabo desde los museos. Recordemos la existencia de las redes territoriales y las redes temáticas que articulan numerosos museos de todo el territorio catalán. Cierto que una simplificación de la administración facilitaría mucho las cosas. Y sobre todo una mayor inversión en recursos, sobre todo humanos.
Hablemos de jóvenes en los museos. Se dice muy a menudo que no los visitan, pero los datos no lo confirman. Según la encuesta de visitantes de 2021 del Observatorio de Públicos del Patrimonio de Cataluña, el 47,35% de los jóvenes de 20 a 24 años visitaron museos o un 48,2% de los de 25 a 34, mientras que los adultos de 35 a 54 lo hicieron en un 40,6%. ¿No crees que ya es hora de romper algunos axiomas no verificados y que los museos nos centremos en hacer propuestas que sean realmente inclusivas para todos más allá de su edad?
El tema de los públicos que nos visitan ha sido siempre un tema muy importante que se trabaja intensamente desde todas las direcciones de los museos. Captar al público joven siempre ha generado interés por parte de los museos, porque es el público que está más vinculado con el presente. Los ámbitos de consumo cultural de los jóvenes son muy cambiantes y rápidos, por lo que desde los equipamientos hay que saber adaptarse y ser suficientemente atractivos como para que vayan. El público joven está acostumbrado a convivir con herramientas tecnológicas que ya las tienen interiorizadas, herramientas a utilizar en cualquier lenguaje museográfico con el que queramos captar su interés. Pero tienes razón que los museos deben trabajar propuestas que puedan integrar el abanico más amplio de públicos, empezando por las exposiciones.
Si seguimos con este tema, el dato que sí está comprobado es que a los museos de arte asisten mayoritariamente adultos, mientras que a los de ciencia los adultos, simplificando mucho, acuden para acompañar a los niños. ¿Cómo deberíamos actuar para que esto no fuera así? ¿Qué papel crees que puede desempeñar el lenguaje museográfico, el cómo se muestran los objetos y fenómenos en las exposiciones?
Si hablamos de museos de arte y de museos de ciencia, estamos hablando de dos tipos muy distintos de centros. Y también es muy distinto el valor que las personas otorgan a una obra de arte y un objeto natural. Sus especificidades requieren unos lenguajes museográficos distintos. Dicho esto, es cierto que detrás de una pieza de arte hay muchas cosas que explicar y estaría muy bien que los museos de arte ampliaran sus lenguajes museográficos para poder atraer a un abanico más amplio de públicos. Los museos de ciencias, donde el objeto —para la sociedad— no tiene un peso tan grande, es más flexible y más atrevido a la hora de buscar soluciones museográficas para explicar fenómenos.
Y continuando con los jóvenes, la AMC inició una campaña para dar a conocer a jóvenes museístas. ¿Qué crees que debería hacerse en los museos para favorecer que los jóvenes tengan acceso a la profesión?
Cualquier iniciativa para visibilizar a los jóvenes, en este caso, profesionales es importante. Desgraciadamente, hoy en día los jóvenes profesionales que quieren incorporarse al campo profesional lo tienen difícil debido a la precariedad laboral del sector (como otros) y a la falta de oportunidades. Es inadmisible que las administraciones públicas vayan reduciendo las convocatorias laborales en vez de aumentarlas. Llevan demasiado tiempo en que las plazas vacantes por jubilación no se convocan ni tampoco se amplían los RRHH que los museos necesitan. Las plantillas hoy en día están demasiado tensionadas de trabajo por esta carencia. Y todo ello afecta a las pocas oportunidades que tienen los jóvenes para insertarse profesionalmente en el sector. Esta grave carencia es una de las batallas que tenemos en marcha desde la AMC.
Otro de los falsos axiomas que se dan por ciertos es que el museo no debe educar. Es muy posible que se diga esto porque se confunde educación con escuela y es obvio que el museo no debe hacer de escuela, que tiene una forma propia de hacer educación basada en el lenguaje que le es propio: el museográfico. ¿Qué opinas?
¡Absolutamente de acuerdo! Los museos son un espacio educativo sin lugar a dudas. La educación no es sólo aquella que ofrece la escuela. Desde los museos y el centro patrimoniales se ofrece una educación que se complementa con la de la escuela cuando hablamos de niños. Y cuando hablamos de otros públicos, los museos, son espacios que deben generar preguntas, curiosidad y debate. Son espacios donde, con las propuestas expositivas y los programas de actividades, se genera relato, se promueve conocimiento, reflexión… Por tanto son espacios para la educación continuada a lo largo del tiempo.
En 2021 editásteis el manual Planificación estratégica de museos y centros patrimoniales. Ésta es una herramienta muy importante porque uno de los grandes déficits de los museos son precisamente las dificultades para desarrollar una gestión estratégica como tal debido a las urgencias de la gestión ejecutiva. Parece que es necesario demostrar que no se está detenido, que no se puede dejar de hacer cosas. ¿Cuáles son a tu juicio los elementos clave para que la gestión estratégica sea el puntal sobre el que articular el funcionamiento de los museos?
Los planes estratégicos son básicos para el desarrollo de la gestión de cualquier museo. Esta gestión estratégica es el tuétano de todo equipamiento: debe ser la hoja de ruta. Para poder desarrollarlo se debe ser consciente de su importancia y sacar tiempo para ello. Desgraciadamente, sin embargo, la complicación burocrática que últimamente está cogiendo la administración provoca que, las direcciones y equipos técnicos, apenas tengan tiempo de plantear y pensar estrategias de planificación que son básicas para cualquier proyecto. La burocracia del día a día puede hacer perder de vista esta hoja de ruta.
Durante la pandemia hubo diversas iniciativas on line que compartían el interés por redefinir algunos aspectos de los museos desde la base. Parecía como si el parón obligado ofreciera una oportunidad para realizar ciertos replanteamientos estratégicos. ¿Crees que esas intenciones se han plasmado finalmente en los museos de algún modo concreto?
Sin duda la pandemia de la Covid-19 representó un antes y un después en el campo de los museos y del patrimonio cultural en general. El hecho de cerrar las puertas de hoy para mañana, nos obligó a dar el salto de forma rápida para estar presentes de forma virtual. Fueron muchos los esfuerzos por volcar contenidos de los museos y estar presentes en las páginas webs. Esto ya se ha quedado y creo que es un valor añadido de todos los equipamientos. Actualmente existe un elevado número de recursos (visitas virtuales, 3D, etc.) que ayudan a difundir el patrimonio cultural y sus museos. Todo ello ha comportado una nueva estrategia de difusión y de hacer llegar los museos al público en general.
Hace unos años se habló de participación en relación con los museos. ¿Cómo crees que ha cuajado finalmente esta visión (si fuera el caso)?
La participación de la ciudadanía en los museos cada vez es más importante. Por un lado, tenemos las asociaciones de los diferentes amigos de los museos que contribuyen aportando conocimiento (a menudo son profesionales vinculados a la temática del museo) aportando objetos, en tareas de conservación y en tareas de difusión.
Por otra parte, muchos museos están trabajando de manera colaborativa con escuelas, creando proyectos de larga duración que van mucho más allá de las actividades puntuales propuestas desde los centros patrimoniales. Desde hace cierto tiempo los museos hacen un esfuerzo por revisar sus relatos y hacerlos más inclusivos. Para realizar este cambio trabajan codo con codo con varios colectivos (LGTBIQ, grupos feministas, personas de diferentes orígenes culturales, etc.). La propia AMC hace ya dos años que organizamos, conjuntamente con el Centro LGTBI de Barcelona, unas jornadas para acercar los dos mundos. Quizás esta participación de la sociedad va incorporándose más lentamente de lo que quisiéramos, porque supone cambiar mucho las estructuras de trabajo que tenían los museos… pero se va haciendo.
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