Vanessa Lanas, coordinación de Museos del Instituto Metropolitano de Patrimonio de Quito, Ecuador.
Qué pasa cuando el discurso tradicional se rompe y los visitantes crean su propia forma de entendimiento o deciden reinventar el concepto de lo que miran a través de los objetos, tal y como lo menciona Silvia Adelroqui, “Educar la mirada no es imponer una mirada legítima, sino ayudar a los otros a construir la propia”[1], al final de la visita la interpretación de los objetos lo hacen los usuarios y son ellos quienes componen la exposición y le dan vida con su crítica y su debate.
Por tanto es indispensable analizar qué tipo de mirada estamos generando en las audiencias pero sobretodo que concepto queremos proyectar. Reflexionar sobre las realidades que los rodean, retomar y mejorar todas aquellas actividades que generen vínculos con el espectador, construirlo y reinventarlo cuantas veces sea necesario hasta llegar a constituir la comunicación crítica con el espacio. Es tiempo de abordar el concepto museo desde sus cimientos, desde su filosofía conceptual, recapitular lo que se ha realizado, reflexionar lo que se ha fallado, pero sobre todo pensar en el museo como un medio de comunicación y construcción no como cualquier herramienta que satisfaga diferentes necesidades. No es el contenido lo que se desea obtener de una visita sino la construcción de nuevos conocimientos.
El concepto del Museo Transformador es muy interesante y asertivo; concuerdo con sus conceptos y felicito la iniciativa; por fin siento que no estoy sola jijiji, y justamente esto es lo apasionante y controversial de trabajar en museos, nunca sabes lo que puede pasar, todo puede ser variante, todo puede transformarse, todo puede ser reinventado constantemente y es esto lo que lo convierte en una oportunidad de aprendizaje. La pandemia sin duda nos ha traído frustraciones pero también ha sido un tiempo de reflexión y cambio. De comprender como educadores que los espacios no solo se encuentran cerrados en este momento por la emergencia; sino nuestro pensamiento también y que este es nuestro momento de cambio.
[1] Adelroqui Silvia; Pedersoli Constanza, Cristales para mirar, cap. 6, la educación en los museos. De los objetos a los visitantes, Buenos Aires, 2011.
Como mencionas al principio de tu texto y cita de Silvia Alderoqui: el lenguaje museográfico no es ideal para enviar mensajes masticados y terminados, sino que cuenta con el visitante como receptor que necesariamente participa en la co-construcción del mensaje. Esto no es nada exclusivo del lenguaje museográfico sino que podemos verlo en otros ámbitos, como en el lenguaje propio de la poesía.
El escritor Javier Cercas, decía que un libro es propiedad medio del autor y medio del lector. Y de hecho es el lector quien acaba el libro, el cual se comporta como una especie de partitura musical que el lector interpreta. Así es también el lenguaje museográfico, al menos para los que creemos que su potencial, capacidad e independencia está a la altura de cualquier otro lenguaje.
Antoni Gaudí decía aquello de que «ser original significa volver al origen». Modestamente creemos que nuestra propuesta con El Museo Transformador, si es original lo es en este mismo sentido. No creemos en que haya que cambiar muchas cosas, sino retomar y profundizar lo que el museo tiene de esencial.
Una esencia que tanto se ha diluido en las últimas décadas, en base a aditivos de otros lenguajes que seguramente se pensaron para conseguir el efecto de mejorar, pero que frecuentemente resultaron sólo tener el efecto de confundir.
Gracias por tu entusiasmo, optimismo y soporte y seguimos en contacto.